El Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas es un referente nacional en cuanto al disfrute turístico y conservación del medio. Ya en 1960, por su gran riqueza cinegética se creó el Coto Nacional de Caza de Cazorla y Segura; en 1983 fue inventariado como Reserva de la Biosfera por la UNESCO, en 1986 la Junta de Andalucía lo declaró como Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas; en 1986 la CEE le reconoce la figura de Zona de Especial Protección para las Aves y por último ha obtenido la Carta Europea de Turismo Sostenible.
La enumeración de estos hechos nos da una idea aproximada del importante valor ecológico, paisajístico, natural, cultural y turístico de este Parque Natural, uno de los mayores de España y de Europa.
Transparencia de aguas y de aires
Abarca una extensión de 209.934 hectáreas, de forma elongada, a vista de pájaro, tiene una longitud de 95 km y una anchura máxima de 35 km. Dentro de su territorio tienen cabida 24 municipios, pertenecientes a tres comarcas que se corresponden con las tres unidades morfoestructurales que conforman el espacio protegido:
- La Sierra de Cazorla, donde se ubican los municipios de Cazorla, Chilluévar, Hinojares, Huesa, La Iruela, Peal del Becerro, Pozo Alcón, Quesada y Santó Tomé.
- En la Sierra de Segura se encuentran Arroyo del Ojanco, Beas de Segura, Benatae, Génave, Hornos, Orcera, La Puerta de Segura, Santiago-Pontones, Segura de la Sierra, Siles y Torre Albanchez.
- Y en las Sierras de Las Villas, Iznatoraf, Sorihuela del Guadalimar, Villacarrillo y Villanueva del Arzobispo.
Un Parque Natural lleno de ríos
En estos parajes nace el río más importante y emblemático de Andalucía, el Guadalquivir, cuya cuenca alta constituye el corazón del Parque. Sus aguas nacen entre las sierras de Cazorla y del Pozo, en el Macizo Prebético.
Con fuerza atraviesa este territorio y se asoma al amplio valle, que lleva su nombre, camino del Atlántico. Que el Parque Natural sea la cuna de este río, justifica que consideremos a este enclave jiennense como fundamental para toda Andalucía.
En la divisoria de aguas del Mediterráneo tenemos al otro gran río de estos lugares, el Segura, que tras brotar de una surgencia kárstica en Pontón Bajo, atraviesa un estrecho valle camino de las huertas de Murcia.
La abundancia de agua, además de ser un agente modelador del relieve del Parque Natural, constituye una de las características más destacadas del mismo, ya que estos macizos prebéticos son uno de los islotes pluviométricos más relevantes del sur peninsular.
El paisaje del Parque Natural
El relieve del Parque se caracteriza por su aspecto quebrado y abrupto, con una distribución de altitudes que oscilan entre los 600 m en las cotas más bajas de los valles fluviales hasta los 2.000 m de Pico Cabañas y Cabrilla y los 2.106 de La Empanada, cuya cumbre se sitúa en el límite oriental con el Parque Natural Sierra de Castril.
Estas alturas permiten denominar al relieve como de media montaña, pero lo accidentando del mismo dibujan multitud de laderas y escarpes de pendientes acusadas. En sus dominios nos encontramos con la triple fogosidad de las aguas, que sin duda son la fuerza más artística del planeta. El color de sus rocas viaja de los grises a los plateados, pasando por los anaranjados, rojizos o amarillos. Y con los verdes de las formaciones vegetales, que son sencillamente los logros del trabajo de esos suelos y de la vida.
El clima en el Parque Natural
La climatología de la zona se caracteriza por una notable variedad muy condicionada por su accidentado relieve. A pesar de esto, debemos considerar que el clima de este espacio natural protegido es de carácter continental, con inviernos fríos y en algunos lugares de las sierras, con abundantes precipitaciones en forma de lluvia, e incluso nevadas intensas, a partir de los 1.200 m. Por el contrario los veranos son secos y calurosos.
Desde el punto de vista de la termometría, los valores medios anuales analizados mes a mes y por zonas nos muestran un clima relativamente suave, con intervalos térmicos comprendidos entre los 20 ºC correspondientes a los meses más cálidos (20 ºC– 25 ºC) y los más fríos (–2 ºC).
Con relación a las precipitaciones, éstas oscilan entre los 500 mm, en las partes más bajas de la zona suroccidental, y los 1.600 e incluso 2.000 mm, en las cumbres, siendo los meses de máximas precipitaciones los de diciembre y enero, aunque en la primavera y en el otoño se han alcanzado, en los últimos años, altas cotas pluviométricas.
Asimismo, los vientos dominantes en la zona son generalmente suaves, predominando los del Sureste, llamados “solano” y los del Noroeste llamados “cierzo”.
Hidrología
Como ya se ha dicho, el Parque Natural conforma una divisoria de aguas hacia el Mediterráneo y hacia el Atlántico a través de los ríos Segura y Guadalquivir respectivamente.
La posición geográfica que ocupa, junto a su relieve favorecen la caída de precipitaciones, convirtiendo a este espacio natural, gracias a sus suelos calizos, en un gran almacén regulador de agua. El agua de lluvia se filtra a través de las rocas y se acumula en auténticos embalses subterráneos que la almacenan y devuelven pausadamente a la superficie a través de infinidad de manantiales.
Éstos discurren por numerosos arroyos que al final dan lugar a los ríos más caudalosos como son el Guadalquivir, Segura, Borosa, Madera y Aguamulas.
También podemos encontrar algunas lagunas y, sobre todo, embalses superficiales para su aprovechamiento agrícola, energético o urbanos de zonas alejadas de estos macizos montañosos. Entre los embalses podemos destacar los de Aguacebas, La Bolera, Guadalmena, Puente de la Cerrada, Tranco de Beas, Anchuricas y Los Órganos (conocido como Laguna de Aguas Negras) y entre las lagunas, la de Valdeazores.
El Parque también cuenta con una importantísima red de acuíferos subterráneos.
Flora
El otro gran pilar del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas es su arboleda. Una continua sucesión de bosques cubre buena parte de sus suelos. Es la masa forestal más grande de todo el país y la más rica de toda la cuenca mediterránea. De las más de 1.300 especies catalogadas, 24 son exclusivas de este territorio. Como ejemplos significativos destacan la violeta y el geranio de Cazorla y una singular planta carnívora, la Pinguicula vallisneriifolia.
Fauna del Parque Natural
La fauna invertebrada presenta las más numerosas poblaciones y la mayor diversidad de especies en el Parque Natural. Resulta también larga la lista de endemismos de invertebrados, principalmente insectos. Entre ellos se ha citado a más de un millar de escarabajos, de los cuales más de medio centenar es exclusivo de estas sierras.
Los lepidópteros, mariposas nocturnas y diurnas, cuentan con más de cuatrocientas especies citadas, de las que al menos diez son endémicas. Destaca entre ellas la mariposa de Graells. Abundan las rapaces, como las águilas real y perdicera, el halcón, el milano y el buitre leonado; y los mamíferos depredadores como la nutria, el zorro, la jineta, el gato montés y la garduña.
La cabra montés comparte territorio con otras especies cinegéticas como el ciervo, el gamo, el jabalí y el muflón. Estas especies pueden contemplarse en estado de
semilibertad en el parque de fauna silvestre “Collado del Almendral”.
Los anfibios se expanden hasta ocupar literalmente todos los rincones. Algunas especies muy abundantes, como los sapos de espuelas o las ranas comunes, son presa frecuente de los predadores de mayor talla, como la nutria, la garduña y algunas rapaces nocturnas.
En el capítulo de reptiles, por las zonas de roca desnuda y las pedreras, transitan casi de continuo las salamanquesas y las lagartijas ibéricas. También las víboras. En los
ríos y lagunas los galápagos y culebras de agua encuentran los recursos para desarrollar la totalidad de su ciclo biológico.